Visceral Games busca una nueva arma con la que recargar Dead Space, el cooperativo. PlayStation 3, Xbox 360 y PC asumen esta semana el que puede ser el fin de los necromorfos en la entrega más ruidosa a la par que la más volcada con la acción, en un revisado de la fórmula que puede asustar a los más puristas pero que esconde una aventura de disparos y sobresaltos inquebrantable, eso sí, alejada de toda sorpresa.
Atrajo más miradas que sus predecesores y era hasta hoy una de las producciones más importantes de Electronic Arts para este primer semestre de 2013 junto a Crysis 3. Dead Space 3, presentado en el E3 del año pasado, ha sido considerado siempre el Dead Space realmente masivo, el pudiente en razón de altos presupuestos, el espectacular y el veterano. Lo es. Funciona como cierre de la trilogía central protagonizada por un Isaac Clarke que tan de cerca ha mirado a la reinterpretación del descuidado género del survival horror desde el primer capítulo, sobre todo aquel. Visceral Games aprovecha aquí todo el feedback y fama recogidos y las tendencias del momento y se arriesga con una aventura más cara, hollywoodiense y esmerada en lo audiovisual, por encima de lo narrativo o lo meramente terrorífico, que como un arma de fogueo centra el impacto más en el ruido que en la penetración de la bala, a pesar de ejecutar un disparo doble gracias al acierto del cooperativo.
Levantó polémicas a medida que se dejaba ver y no fue del todo elogiado ese giro hacia la acción directa que cada vez más enseñaban sus creativos como una virtud. Dead Space 3 es el más distinto de sus hermanos en cuanto a escenarios y situaciones, pero se reserva en sus tripas todos los genes que hicieron respetada la marca y la identifican. Más allá de que por primera vez nos imponga otros humanos como rivales o abra los escenarios en parajes desérticos congelados, sigue siendo una sucesión de pasillos oscuros repletos de monstruosidades que aterrorizarán a los hipertensos y donde solo la habilidad con el gatillo y la sangre fría permiten sobrevivir y avanzar, pero se olvida en gran medida de la gestión de recursos escasos o la sensación de inferioridad y opresión, un par de aciertos originales. Ahora Clarke va bien cargado y no siempre solo, únicamente tiene que saber moverse con agilidad, algo que también ha aprendido aunque no como se esperaba.
Como ocurre con las superproducciones de cine o espectáculos, la valoración está completamente abierta a críticas de todo tipo. Dead Space 3 es un producto que se acoge a las reglas que destrozaron o enaltecieron en su día obras como Avatar de James Cameron o el musical El Rey León, referentes en producción técnica pero insignificantes en campos como la profundidad o la trama. La puesta en escena de este videojuego es impecable y su agarre a la épica y la trascendencia deja muy atrás a los dos primeros y los adicionales Ignition y Extraction. Pero el asiduo a la marca puede echar de menos factores que se han perdido por el camino en pos de esta obsesión con la grandiosidad, como una narrativa densa o la necesaria sensación de sorpresa ante lo recorrido y presenciado. Dead Space 3, como juego, es brillante, pero hay que saber enmarcarlo en la serie a la que pertenece y compararlo con todo lo existente a finales de una generación que nos ha dejado enormes third person shooters, de hecho se ha caracterizado por ellos.
Habrá quien opine que a Visceral se la ha ido la mano -y la parte jugosa de los presupuestos- en la vertiente de la espectacularidad y los disparos descuidando por completo lo que precisamente hacía única a esta serie en los tiempos que corren. En parte es así, pero no es un caso ni mucho menos catastrófico y estamos ante un más que notable cierre de trilogía, un producto bien perfilado, con ambición y sin tropiezos. Pero la sensación de dejá vù que tiene el seguidor no es del todo positiva ni le deja caer en el recuerdo al instante como sí consiguió el primer episodio, por ejemplo, y mantuvo bien el segundo. Este nuevo viaje espacial contra la infección de las Efigies es el más largo y completo, el que más estrellas, naves y demonios enseña, pero no el inolvidable o genuino. Eso sí, se recomienda no hacerlo solos...
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